Vivimos en unos tiempos que se caracterizan por la velocidad que ha
adquirido la producción de conocimientos y el acceso a un gran volumen de
información. Por tanto, la educación ya no podrá estar dirigida a la
transmisión de conocimientos sino a desarrollar la capacidad de producirlos y
utilizarlos. Entonces, ¿dónde queda el papel tradicional del profesor?
Perkins distingue dos tipos de conocimientos los de orden inferior y
los de orden superior. Los primeros son aquellos conocimientos sobre áreas de
la realidad. Los de orden superior son conocimientos sobre cómo obtener
conocimientos y cómo pensar correctamente. Por tanto, el profesor se considera
como "acompañante cognitivo" cuya tarea es enseñar el oficio de
aprender.
Esto implica que el profesor debe ser capaz de exteriorizar un proceso
mental para que los alumnos sean capaces de observarlo, compararlo y ponerlo en
práctica. El profesor tiene que desempeñar el papel de modelo desde el punto de
vista del proceso de aprendizaje, poniendo de manifiesto cómo desarrolla su
actividad para que los alumnos puedan observar y construir un modelo conceptual
de los procesos necesarios para llevar a cabo una determinada tarea.
Por otro lado, tenemos que ser conscientes de que la educación no es una
etapa de la vida sino que debemos aprender a lo largo de todo nuestro ciclo
vital por lo que aprender a aprender se convierte en una herramienta muy
valiosa que permite al alumno tener las estrategias necesarias para
desenvolverse en cualquier situación de su vida, tanto en el nivel cognitivo
como en el emocional.
Aprender a aprender también modifica la estructura institucional de los
sistemas educativos ya que su función tiene que estar dirigida a la capacidad
de producir conocimiento y utilizarlo, así como fomentar la creatividad y las
habilidades naturales de cada uno. La sociedad actual necesita jóvenes
creativos, motivados y que conozcan sus habilidades y éstos deberían ser los
objetivos del sistema educativo.
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