El aprendizaje dialógico se base en la igualdad a la hora de compartir el conocimiento, y precisamente atendiendo a los conceptos de “igualdad” y de “compartir”, ya queda claro la necesidad del principio de solidaridad para poder llevar a cabo este proceso.
Básicamente al ser solidarios buscamos
el éxito, pero un éxito compartido por todo el alumnado. Así, es
contraproducente aplicar un currículum de la competencia para los alumnos
privilegiados y un currículum de la felicidad para los que están en riesgo de
exclusión social. Se deben compartir los procesos de aprendizaje, en lugar de
separar de forma competitiva al alumnado. Por eso es tan importante la creación
de los grupos de dialogo heterogéneos y dinámicos, que mejoran la convivencia y
la solidaridad, pero no solo entre los alumnos, sino que también exportan este
comportamiento a la comunidad.
Además la figura de los voluntarios es
muy importante, ya que además de la diversidad que aporta el tener personas de
distintas condiciones apoyando en el desarrollo de las tareas del aula,
retroalimenta el concepto de solidaridad, siendo en muchas ocasiones los
alumnos egresados los que vuelven a la escuela para continuar apoyando el
proyecto.
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