La
misma institución que fue el gran instrumento del cambio hacia la sociedad
industrial se ve ahora arrollada por el cambio experimentado por nuestra
sociedad hacia la sociedad del conocimiento.
La escuela, que nació de la aceleración del cambio social, sucumbe ahora al nuevo ritmo establecido, pero ¿Cómo podemos medir la velocidad del cambio?, para Protágoras: “El hombre es la medida de todas las cosas”, por lo que su ritmo, tiene consecuencias cruciales para la sociedad y la educación en particular.
A
continuación veremos esta influencia:
Durante
toda su prehistoria y la mayor parte de su historia, la humanidad ha vivido en
un ritmo de cambio SUPRAGENERACIONAL ,
tan lento que resultaba prácticamente imperceptible de una generación a otra,
es decir, cada nueva generación estaba llamada a integrarse en un mundo
prácticamente idéntico al de la anterior, por lo que las familias, y otras
instituciones primarias, como la comunidad, se bastaban para realizar la
socialización de la infancia, dándoles las herramientas necesarias para
manejarse en ese mundo que les había tocado vivir. Como reza un dicho
Africano:”Se necesita y se basta una aldea para educar a un niño”.
Pero
durante el periodo que llamamos modernización, que puede descomponerse en
momentos precisos como, el paso de la agricultura a la industria, del campo a
la ciudad, de la costumbre al derecho, del trabajo autónomo al asalariado… este
ritmo cambió, y pasó a ser INTERGENERACIONAL , claramente perceptible de una
generación a otra, hasta el punto de que esas instituciones primarias (familias
y comunidades), ya no pudieron introducir a los jóvenes en la sociedad de su
tiempo, por lo que hubo que recurrir a una institución secundaria, la escuela y
a un cuerpo profesional específico, los profesores, que desplazaron a las
instituciones preexistentes.
Éstas son las coordenadas de su actual forma heredada, sin embargo, el problema reside en que estas coordenadas, ya están condenadas a quedar obsoletas, y los nuevos profesores deben ser muy conscientes de ello, para adaptarse al nuevo ritmo de cambio.
Éstas son las coordenadas de su actual forma heredada, sin embargo, el problema reside en que estas coordenadas, ya están condenadas a quedar obsoletas, y los nuevos profesores deben ser muy conscientes de ello, para adaptarse al nuevo ritmo de cambio.
Este
nuevo ritmo es uno INTRAGENERACIONAL ,
¿Y que quiero decir esto?, pues que es tan rápido e intenso que se hace
claramente perceptible en la vida de una misma generación, ocurre a nuestro
alrededor, por lo que ya no podamos esperar que una institución como la
escuela, desempeñe eficazmente su labor heredada como transmisora de los
conocimientos necesarios, necesitamos recuperar la idea del pasado de la
necesidad, como educadoras, de las ciudades y comunidades de aprendizaje,
hoy en día aprendemos de las sinergias que se establecen entre grandes
concentración de personas, que ni siquiera tiene por que ser física, si no que
es virtual, a través de las redes.
La
escuela debe evolucionar y adaptarse a este nuevo ritmo, centrarse en trabajar
las competencias emocionales del alumno, y enseñarle a aprender, puesto que el
aprendizaje ya no solo se limita al periodo de la infancia y crecimiento, si no
que se extiende a lo largo de toda la vida, cobrando vital importancia la
competencia “aprender a aprender”.
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