No hay que perder de vista la realidad social y universal que supone que ruptura de la relación entre bondad, verdad y estética. Esta ruptura ha sumido a la sociedad actual en una crisis de sentido, que en al ámbito de la educación se traduce en la frustración de no cumplir las expectativas de aprendizaje, frustración por parte del alumnado y del profesorado.
Por otro lado, las opciones de vida
aumentan cada vez tenemos más opciones entre las que elegir (y entre las que
perdernos). Y en las relaciones personales crece la sensación de que, al final,
con la única persona que podemos contar es con nosotros mismos. La tecnificación y burocratización se han
adueñado de la sociedad, imponiendo su lógica utilitarista a las relaciones
humanas.
La creación de sentido en la educación y
en la sociedad es urgente y necesaria. Y en este contexto, el aprendizaje
dialógico, busca la creación de sentido en la educación, pero no solo un
sentido para el aprendizaje, sino un sentido más amplio creando también
relaciones entre las personas. Así estas interacciones también afectan al
reencanto y repercuten positivamente en la creación de sentido.
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