Esto siempre ha sido un deseo o
una pretensión, pero sin lugar a dudas no es nada fácil. Ya hace como cuarenta
años Jenks decía a quienes querían una redistribución de la riqueza, que por
mucho que igualásemos la educación, no podríamos así igualar los ingresos de la
gente, ya que dependían de factores más poderosos, pero también subyacía tras
él, la idea de que las reformas escolares, fueran útiles o no eran más fáciles
de hacer que las reformas económicas. Lo positivo en la sociedad de la
información y el conocimiento en la que vivimos actualmente, la balanza entre
el capitalismo y la educación, el peso se va decantando cada vez más hacía la
educación.
No hace falta decir que esto no significa que no existan capitalistas, poderosos... si no que cada vez existen menos y que el futuro de cada uno, no solo depende de lo adinerados que sean sus padres, si no de ellos mismos, de tener tiempo y recursos, y no me refiero solo a los materiales para tener una buena formación inicial, ya las familias de hace muchos años comprendieron que lo que tenían que hacer no era dejarle tierras a sus hijos, si no, proporcionarles una buena educación.
También es cierto que sigue existiendo la autoridad, división entre directivos y subordinados, es más, la misma sociedad permite la transmisión de las propiedades mediante la herencia pero prohibe la transmisión de la autoridad, aunque en términos informales la vea bien, se trate solo como "echar una mano".
Al ser muy pocos los agraciados con una herencia económica y menos aún con la de la autoridad, al menos, legítimamente, cobra muchísima importancia la cualificación.
La mala noticia es que esto no es nada fácil, según Todd (1998) el gran éxito de la institución fue la generalización de la educación primaria, demostrando que todo el mundo era capaz de leer y escribir, el gran fracaso ha sido la generalización de la educación secundaria. La redistribución del conocimiento, así como de su adquisición, se revela una misión casi imposible, ha fracasado una y otra vez a pesar de los numerosos y variados intentos. Las reformas educativas fracasan en el hecho de querer eliminar la brecha entre las clases y grupos sociales, excepto en lo que se refiere a la fractura de genero, que ya se encuentra muy debilitada.