sábado, 23 de diciembre de 2017

Los Guerreros docentes en la sociedad del conocimiento.

Se puede decir que la profesión que nos introdujo gloriosamente en la sociedad industrial se precipita, ahora, a las puertas de la sociedad del conocimiento.

La escuela fue un instrumento esencial y muy útil en la construcción de la modernidad, puesto que sus guerreros, la profesión docente, dominaban plenamente el soporte del conocimiento, la lecto-escritura, que debían hacer llegar al conjunto de la población, puesto que eran, a menudo, los grandes escritores y lectores de la época, manejando con soltura, desde la caligrafía hasta la expresión literaria.


Hoy no cabe decir lo mismo, ni de lejos, su dominio de la informática y de Internet, esos instrumentos que la mayoría de sus alumnos manejan sin problema, y muchos de ellos con verdadera destreza, supone para los docentes todavía una caja negra inescrutable.

El ejército que nos llevó con éxito a la galaxia Gutenberg, no está en las mismas condiciones para llevarnos a la próxima galaxia Internet, seguramente tampoco ayuda la honda de desmotivación existente entre muchos de ellos, originada en el profundo malestar de éstos ante la profunda indiferencia incrustada en la sociedad, los medios de comunicación, y la red, por la cultura y el papel del maestro como transmisor de ésta, además de en el desgaste de energía que supone por parte de los docentes sumergirse en la batalla a muerte por la atención de los escolares, frente a auténticos titanes, como son las redes o los medios de comunicación, y con nuevas reglas de juego basadas en la Economía de la atención.

Michael Goldhaber y Richard Lanham 2006, profundizan en el concepto de la economía de la atención, concepto  enunciado por  Herbert Simon en 1971, hasta llegar a proponer que se trata de un modelo económico emergente en la era digital. La atención es una fuerza conductora (driving force) que permite lograr efectos en los demás, permite acceder a sus conciencias para transmitir nuestro mensaje
En la era digital, el crecimiento exponencial de la información disponible, la facilidad de acceso ilimitado y la popularización de los medios de generar información permiten pensar en el paso de una economía basada en el intercambio de dinero a una economía basada en el intercambio de atención. El intercambio de dinero seguirá presente, pero se guiará por los flujos de redistribución de la atención, especialmente a través de la Red.

Ésta nueva visión conecta con la idea del nuevo Capitalismo, el de la flexibilidad y las redes, definido por Luc Boltanski y Ève  chiapello, 2002, el cuál, no encuentra correspondencia en la escuela actual burocratizada, y al viejo y creciente descontento de la adolescencia encorsetada se une ahora la insatisfacción por la inaccesibilidad al mercado de trabajo. La escuela tradicional se configuró  en buena medida a imagen y semejanza de la empresa, lo cuál no sólo la dotó de legitimidad y apoyo sino que le permitió convertirse en un campo de entrenamiento para aquélla. Pero es difícil decir lo mismo hoy en día.

No obstante, es verdad que las nuevas pedagogías, parecen correr detrás del espíritu del nuevo capitalismo, lo que supone un incipiente y esperanzador brote verde. 


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